viernes, 11 de julio de 2014

Santa Magdalena de Nagasaki

En la localidad de Suba, en uno más de los miles de barrios populares de Bogotá, urbanizado primero a través de procesos que tienen su origen en la ocupación ilegal (mal llamada invasión) y después legalización de terrenos, está el barrio Villa Elisa, poblado por familias numerosas populares de estrato socioeconómico 2, quienes en el transcurso de casi 40 años han formado una sólida comunidad católica promovida por las motivaciones de la Junta de acción Comunal ya activa desde principios de los ochenta, pero que logra iniciar la construcción del primer templo hacia 1994, fomentando a toda la comunidad barrial en la participación activa para la financiación y construcción del mismo.

La parroquia de Santa Magdalena de Nagasaki, como comunidad religiosa ha sido liderada solo en un principio por habitantes del barrio Villa Elisa, sin embargo, después de la construcción y posterior entrega del templo a la Diócesis de Engativá, los sacerdotes encargados han determinado la hoja de ruta de la comunidad, no solo en los aspectos de fe sino también en lo cultural, educativo y hasta político.

En las celebraciones  de misa entre días de semana se puede apreciar claramente que el motor de esta comunidad está conformado principalmente por mujeres entre los 50 y los 70 años de edad, algunos hombres de edad similar a la descrita anteriormente y algunas personas (pocas) hombres y mujeres entre los 40 y 50 años de edad, sin embargo, los fines de semana, principalmente los domingos, la afluencia de feligreses es muy variada y se ven hombres y mujeres, adultos, jóvenes y niños de todas la edades, teniendo muy en cuenta que también se ofician misas regulares en diversos puntos del territorio (2 kilómetros a la redonda aproximadamente): Centros comerciales, conjuntos residenciales, parques públicos y colegios.

Actualmente se edita un periódico mensual con un tiraje de 1000 ejemplares, el cual contiene información de carácter pastoral social y sacramental principalmente, pero se ocupa también en gran medida de información de actualidad sobre convocatorias a eventos comunitarios, peregrinaciones, recolectas para diversos fines, actividades formativas informales en diversas áreas y algo de publicidad local lo cual que ayuda a sostener el proyecto editorial. Adicionalmente la parroquia cuenta con una página web de alojamiento privado (www.santamagdalenadenagasaki.com) que aunque en principio se encuentra muy nutrida y posee un menú de subtemas variado e interesante y que denota un gran esfuerzo de diseño y de producción gráfica y escrita, se encuentra cada vez más desactualizado y en ella se pueden ver publicaciones con algo más de un año de haberse producido. Es importante anotar que aparte de los medios anteriormente nombrados y del relacionamiento directo, voz a voz, entre los miembros de la comunidad, esporádicamente se ha usado el perifoneo y la emisión de volantes para informar sobre actividades y convocatorias específicas de la parroquia.

La parroquia misma es una comunidad que se ha organizado en lo que ellos han llamado niveles, los cuales son una serie de departamentos de trabajo conformado por grupos de feligreses de acuerdo con intereses particulares o gustos como la comunicación, las artes, el evangelio y su promulgación, la logística etc., lo que ha marcado el altísimo dinamismo de la comunidad alrededor de la parroquia y su entrecruzamiento con las actividades y propósitos de otras organizaciones sociales como las Juantas de acción Comunal.

La interlocución en este entorno es muy particular dadas las formas de relacionamiento y jerarquización entre los miembros de la comunidad, a pesar de que son realmente numerosos los escenarios en que pueden darse transacciones comunicacionales de diálogo, que pueden dar como resultado procesos de consolidación colectiva, la figura del párroco es imperativamente política y claramente dominante, sus discursos diarios alrededor del evangelio claramente marcan un línea de pensamiento poco permeable y aún menos reflexivo frente a una sociedad culturalmente híbrida (García Canclini, 1990) y multicultural del siglo veintiuno. Posiblemente este forma casi refractaria de pensamiento conservador y castrense ha sido el común denominador de los párrocos de esta comunidad, perpetuando relaciones de poder social alrededor de la estructura eclesial, como lo ha descrito Louis Althusser, en un desarrollo ulterior de Antonio Gramsci sobre la teoría crítica marxista y su definición de Estado no solo en tanto aparato represivo sino como a través de los aparatos ideológicos, como la iglesia.

Aquí resulta indispensable ahondar en la descripción de los diversos procesos de lectura, escritura, lectoescritura y hasta oralidad, que han sido pilar sobre el cual se erige la comunidad alrededor de la religión, pues tan solo es posible atender a los sentidos propuestos desde el evangelio, escritos hace decenas de siglos en contextos sociales, económicos, políticos y culturales en extremo disímiles a la actualidad. Sin un ápice de formación evangélica (entiéndase en sentido del evangelio) sería muy difícil comprender los sentidos del mensaje bíblico y transcodificarlos en el contexto actual. El predicador católico se convierte en un hábil instrumento de recodificación que logra entrelazar realidades distantes tanto en tiempo como en espacio para transmitir un mensaje que lleva la intención de afectar el comportamiento cotidiano del feligrés.









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